Cataluña es tierra de trufas. Podemos encontrar de diferentes variedades, pero lo más importante es que tenemos trufa blanca o de verano (tuber aestivum) y trufa negra o de invierno (tuber melanosporum) que son dos de las tres especies más preciadas que se conocen. En estos momentos, nos encontramos en el inicio del periodo de recolección y comercialización de la trufa blanca. Y es por este motivo que queríamos compartir algunas de las particularidades de la variedad veraniega o primaverense.
La tuber aestivum es una variante de trufa que en Cataluña sólo se puede recolectar entre el 1 de mayo y el 15 de agosto. Por lo tanto, en su forma fresca sólo la podremos conseguir durante los meses de mayo a agosto.
La trufa blanca o de verano es diferente de la trufa negra, tanto en lo que respecta al aroma, el sabor, el aspecto y el precio. En concreto, la trufa blanca tiene un aroma y un sabor más suaves que la trufa negra. El sabor de la trufa blanca nos puede recordar a los frutos secos, principalmente a las avellanas y a las anidaciones. Otra diferencia la encontramos en su aspecto interior. Cuando la trufa blanca llega a la madurez, su interior adquiere un color marrón con vetas blancas, mientras que el interior de la trufa negra coge una tonalidad negra con vetas blancas. Y ya para acabar el precio también es diferente. El precio de la trufa negra es superior al de la trufa blanca.
La trufa es un hongo con un alto valor culinario y es habitual encontrarla en productos elaborados. A la hora de adquirirlos, debemos leer la etiqueta con atención para saber cuál es la variedad que contiene y si llevan aromatizantes. Y es que en el mundo se conocen más de 70 especies de trufas.
En primavera y verano, tuber aestivum!