El aroma, la textura, la forma, el color y el sabor de la trufa son excepcionales. Un aroma potente e inconfundible, una textura rugosa, una forma uniforme y un sabor indescriptible. La trufa es un fruto transformador, único y particular.
La trufa es un tesoro que nos da la tierra y a Noir et Blanc® la cuidamos hasta el último detalle: desde su recogida hasta su presentación. Las lavamos una a una para que no queden restos de tierra los seleccionamos en función de su categoría, miramos su punto de maduración y, finalmente, las entregamos en una bolsa 100% de algodón.
Hoy, desde Noir et Blanc®, os queremos dar algunas indicaciones para poder disfrutar, el máximo de tiempo posible, de este exquisito y precioso hongo una vez os llegue a casa.
Hay que tener en cuenta que la trufa es un fruto vivo procedente de la tierra y en el momento que se arranca del subsuelo empieza a deteriorarse. Por este motivo es muy importante conservarla de forma adecuada y seguir las siguientes pautas:
1.- Guardar la trufa, ya sea tuber melanosporum o tuber aestivum, en la bolsita 100% de algodón que os facilitamos desde Noir et Blanc® cuando la adquirí para conservar su humedad.
2.- Introducir la bolsita en un recipiente hermético para que no pierda su gusto.
3.- Poner el recipiente en la nevera.
4.- Mirar que la bolsita no esté excesivamente húmeda. Y, en caso de que lo estuviera, tendríamos que sustituir la bolsita por papel de cocina.
Si seguimos estas indicaciones podemos llegar a mantener la trufa hasta diez días. Y, además, podremos evitar que el resto de alimentos que tenemos en la nevera sufran cambios en su gusto.
¡Que tengáis una buena degustación!